viernes, 29 de septiembre de 2006

Cumple de Ana

Hace ya horas que se acabó, pero bueno, yo lo pongo aquí, porque toca, aunque no tenga nada que ver con el tema de este blog: mi hermanita pequeña (que como podréis ver en la foto, de pequeña ya no tiene nada) acaba de cumplir ayer, día 28 de septiembre, 13 añazos. ¡¡¡¡Hala!!!! Pos eso:

¡¡¡¡¡¡FELICIDADES,

ANA!!!!!!

martes, 26 de septiembre de 2006

Cena en Scottsdale


¡¡¡¡Ufffff!!!! ¡Cómo nos costó levantarnos de la siesta! Tony y su mujer habían quedado en venir a las 7, así que nos levantamos a las 6… Hombre, pues diréis: ¡¡tampoco es que os hubierais matado por la mañana!! Pero chicos, después de cuatro días pateando Tempe, ya nos faltaban las fuerzas... Además, como os he comentado a muchos, este tiempo (que, por suerte, ya más fresco, a estas alturas de septiembre), le chupa las energías a cualquiera… Había momentos, allá por julio, en los que hacía falta pensar para respirar... ¡¡¡Demasiado trabajo pa las neuronas!!!

Bueno, en fin, pos eso, que nos pusimos guapos pa ir a cenar (yo no sé cómo me puse los zapatos, porque tenía un par de ampollas horrorosas gracias a las sandalias alemanas) y para cuando yo acabé de vestirme, Tony y su mujer ya habían llegado al hotel (vaya, tampoco os penséis que les tuve esperando cinco horas… ¡sólo fueron 5 minutos!¡Pablo lo puede atestiguar!).

Tony y su mujer habían hecho una reserva en un restaurante de Scottsdale al que habían ido unas cuántas veces y les gustaba. Como eran las siete, todavía no había anochecido y nos dio tiempo a ver un poco el Downtown Scottsdale, mientras pasábamos por él en coche. La verdad es que es una pena que no pudiéramos hacer fotos, porque es un lugar, cuando menos, curioso. Es como un antiguo pueblo del Oeste Americano, sólo que modernizado y “elegantizado”, por así decirlo (sólo puedo deciros que la calle principal de Scottsdale se llama la Quinta Avenida de Arizona). Hay muchísimas galerías y tiendas de arte, sobre todo de arte con inspiración india o chicana, y otros comercios de nivel correspondiente ($$): boutiques de moda, etc.

Como ya os digo, fue una pena que no pudiéramos hacer fotos, y tampoco nos ha dado por subir hasta allí por nuestra cuenta posteriormente (hay que decir que lo hemos intentado en bici, pero está tan terriblemente lejos que hay que ir en bus). Por cierto, siguiendo con la inspiración del Oeste, con sus balaustradas de madera, etc., el autobús gratuito que da vueltas al centro de Scottsdale tiene pinta de diligencia mecanizada. La verdad es que todo parecía tener un punto estético muy curioso (en fin, lo vimos, pero no muy bien, pasamos muy deprisa y empezaba a anochecer).

Pues eso, Tony dio unas cuantas vueltas con su coche y llegamos al aparcamiento del restaurante, que estaba muy bien (lástima que no apunté el nombre en ningún sitio. Me gustaría recomendarlo). Tenía unas vistas preciosas a una de las montañas grandes que rodean la zona, la Camelback Mountain (porque se supone que se parece a las jorobas de un camello) y servían comida americana "moderna" -Hey, la comida americana de plato no es mala: ya os he dicho que la carne es estupenda-: yo me comí unas costillas de cerdo con verdura (aunque de acompañamiento había una especie de salsa de cereales pastosa que no me gustó) y Pablo comió ternera con una salsa de champiñones que le gustó mucho también. Por supuesto, todo amenizado con el camarero que nos tocó ("My name is X, I'm gonna be your waiter tonight", etc)... Esos usos y costumbres tan curiosos de crear una relación de amistad ficticia con el camarero, cuando como mucho, lo que eso provoca es que le tengas que estar mintiéndole todo el rato si no te gusta, cada vez que te pregunte cómo está la comida...

La cena fue muy agradable, estuvimos charlando mucho con Tony y su mujer, que al fin y al cabo, tienen unas historias bastante interesantes, porque ambos nacieron en Cuba y han acabado viviendo en EEUU, ella después de haber pasado por España. Tampoco nos contaron mucho más, pero estuvimos hablando de la educación aquí, de cómo es vivir en Arizona, etc.

Luego nos comimos un postre mu bueno con helado, que casi no sé cómo me cupo y finalmente, nos retiramos y Tony y su mujer volvieron a llevarnos al hotel… Estaba lloviendo cuando salimos del restaurante, y aunque llovió bastante, aquella noche no cayó una gran tormenta... El gran tormentón caería unos días después...

(Fotos: 1) Downtown Scottsdale, 2) La Quinta Avenida de Scottsdale de de www.5thavescottsdale.org 25/09/2006, 3) Foto de cosecha propia, de una postal que he comprado de la Camelback Mountain y 4) Garaje en Scottsdale (sí, sí, es un aparcamiento de no-sé-cuántas plantas, pa que veáis cómo se lo curran los Scottsdalianos) de www.5thavescottsdale.org 25/09/2006).

lunes, 25 de septiembre de 2006

Excursión al oeste de Tempe

Por la mañana de aquel caluroso domingo nos levantamos decididos a conocer la realidad de otra de nuestras posibilidades: los hoteles de estancia prolongada.

Para ello, yo había mirado en el mapa de Tempe y, aunque había para todos los gustos (sobre todo los gustos más caros), estaban un poco desperdigados por toda la geografía phoenixiana y, como ya os digo, nuestro bolsillo sólo estaba para unos poquitos (y sobrepasando el presupuesto que teníamos en un principio muchísimo).

Como ya os dije, uno de los más probables era el Homestead de la cadena Extended Stay Hotels. Había visitado la habitación por Internet y me parecía bastante maja… Estuvimos echando cuentas con el precio que aparecía en internet, y nos decidimos a visitarlo, a ver si nos enseñaban la habitación en directo.

Pues allá que nos fuimos, ¡al oeste de Tempe! justo en la zona debajo del aeropuerto, pegando con la frontera de Phoenix… Precisamente ese día hacía muuucho calor, y yo me había puesto unas sandalias que me compré en Alemania el verano de Bremen... Craso error: las sandalias alemanas no valen para Arizona. Al cabo un rato, me hicieron una ampolla en la planta del pie, que me dolía aquello horrores.

Por suerte, como Pablo ya había sufrido un problema similar en Inglaterra, llevaba encima un par de calcetines, así que pude ponérmelos y continuar así…

Tuvimos que andar un buen trozo, primero porque no controlábamos muy bien por donde iba el autobús que cogimos (justo en esta zona, el autobús hace un giro raro que no se veía bien en el mapa… Luego nos enteramos de que el giro ni siquiera lo hace el domingo), luego nos bajamos una para más allá, casi en Phoenix, con lo cual, nos tocó desandar el camino andando por una explanada donde pegaba el sol de justicia… Luego ya encontramos la calle del hotel, en una zona que tiene una fisonomía bastante particular (no era como el resto de Tempe, con casitas bajas prefabricadas, o bloquecitos tipo los de Lemon Street): es algo parecido a las zonas industriales que rodean a los aeropuertos: con edificios industriales (siempre de una planta), con grandes aparcamientos para los empleados y parchecillos de hierba y aceras anchas. Además, la zona parecía más desierta (sobre todo en domingo) y por lo tanto más tranquila…

Llegamos a la calle 15th, que es donde se supone que estaba el hotel que íbamos a visitar, y nos encontramos con que era la calle de los hoteles: al principio había otro, un poco más allá un Red Roof y al fondo, el Homestead.

Entramos en el primero y nos atendió una chica, que nos dijo que no tenían habitaciones con cocina, pero que nos podrían poner una nevera (No way!!! No íbamos a estar tres meses comiendo de sus comidas)… El precio era similar al que habíamos visto del Homestead en internet.

Luego directamente nos dirigimos al Homestead (el Red Roof lo había visto en Internet y tampoco tenían cocinilla), y allí nos atendió un chaval muy majo que nos dijo que no podíamos ver ninguna habitación porque estaban todas ocupadas, pero nos calculó un presupuesto que salía más barato que por internet, porque contaba con sólo un inquilino, no con dos… Al final salía por unos cuarenta dólares al día, por lo que el mes nos salía a eso de 1200… Por supuesto, era mucho más de lo que habíamos calculado en un principio, pero está claro que tenía sus ventajas, sobre todo para los dos meses y 9 días que faltaban…

En fin… Hicimos la reserva del hotel, con la intención de seguir buscando durante toda la semana siguiente, mientras nos durara la reserva del Best Western, por si encontrábamos algo mejor; pero a mí, desde el principio, me convenció bastante.

Después de haber cumplido lo que íbamos a hacer, de nuevo volvimos al hotel, a comer de nuestro embutidito comprado en el super y a echarnos una supersiesta antes de la cena, porque iban a venir Tony y su mujer para llevarnos a cenar a algún sitio.

(Fotos de cosecha propia: 1) Homestead y 2) calle 52, que está muy cerca de la calle 15, donde está el Homestead y por último 3) Calle 15, en primer plan podéis ver el primer hotel que visitamos y allí al fondo, que no se ven mucho, están el Red Roof y el Homestead).

domingo, 24 de septiembre de 2006

Interludio

Bueno, bueno, pues como ya os ha dicho Pablo en su blog, estamos de vuelta de Las Vegas, casi recién aterrizados... Como lo que tengo que contaros al hilo de mi narración y nuestras desventuras por Las Vegas (que tampoco son demasiado emocionantes: no hay sexo, drogas, rock’n’roll, ni bodas express, ni pérdidas ni ganancias de miles de millones en el casino… Ya os lo aviso) no es demasiado, espero que no sintáis impaciencia por leer todo lo que tengo que contaros hasta que llegue a eso punto de mi narración...

Claro, la ventaja del blog de Pablo es que como él os cuenta lo que quiere, sin seguir un orden temporal, pues aunque no quiera, a veces me pisa los temas (que conste que tengo un post escrito antes que el suyo sobre la película Little Miss Sunshine que fuimos a ver y que se parece muchísimo a su post...). Ya sé que hace esfuerzos por no destrozarme lo que os voy a contar, pero bueno, ya que he empezado a tirar del hilo temporalmente, no lo voy a dejar ahora…

También tengo el problema de que cada vez que me pongo a escribir, ¡¡¡meto unos rollos!!! Pero no puedo evitarlo: en ese momento, me acuerdo de muchos detalles que me parecen interesantes, y en eso estoy cuando de repente me percato de que llevo ya página y media de post... Y para seguir con la disección antropológica, tengo pensados muchos más temas (uf aparte de la experiencia en Las Vegas, que no ha tenido desperdicio, he pensado en hablaros sobre los roles hombre/mujer aquí, la universidad, las pelis que hemos visto y las comiditas que nos preparamos –incluso prometo daros la receta de la famosísima ensalada cole slaw-, etc…), que luego tengo que ponerme a escribir... Espero que aunque este blog termine después de nuestra estancia real aquí, sigáis interesándoos por leerlo (yo sigo a lo mío, metiendo el rollo).

(Foto nocturna de Las Vegas de www.vegascasinowild.com/vegas-night.jpg -ya os pondré fotitos de las que yo he hecho más adelante-).

sábado, 16 de septiembre de 2006

La cosa empieza a aclararse

Al día siguiente, sábado, empezamos a tomarnos las cosas mas tranquilamente (como dice Sabine, no íbamos a pasarnos la vida vagando bajo el sol abrasador!), creo que incluso nos levantamos más tarde y todo (bueno, el desayuno duraba hasta las 10 de la mañana… Había tiempo de vaguear, sobre todo teniendo en cuenta que si no, nos levantábamos a las cuatro por el jet lag…)… La verdad es que no me acuerdo mucho de lo que hicimos aquella mañana, creo que ir a comprar provisiones al supermercado (era una tortura china lo de hacer la compra, porque no se podía comprar nada medianamente perecedero... Como no teníamos nevera, o te lo comías, o se estropeaba irremisiblemente).

Por la tarde, cogimos de nuevo el autobús hacia el sur para dirigirnos, otra vez, a Lemon Street, porque habíamos quedado con Maliwan, la chica que nos quería alquilar su piso en el Riviera Palms, en ir a su apartamento a las siete.

Hombre, no teníamos muchas esperanzas de que fuera gran cosa, a pesar de que era el bloque de apartamentos, como ya os dije, menos “malo” de la calle, y ni siquiera sabíamos si estaba amueblado, así que lo que nos encontramos allí, aunque era desolador, no nos sorprendió demasiado.

El “piso” (de nuevo la utilización de esta palabra resulta MUY generosa) de Maliwan estaba en el segundo piso, y para llegar hasta allí fuimos pasando a lo largo de la hilera de ventanas de sus vecinos, a través de las cuales se veía todo perfectamente, y eso que estaban cegadas con unas tupidas redes grises… Incluso pasamos al lado de la ventana de una tipa que estaba cómodamente tumbada en su cama leyendo (igualito que si estuviera en la calle…).

Llamamos a la puerta de Maliwan, que nos dejó entrar en su zulo (¡esta palabra va mejor!): aquello era una habitación oscurísima, con las paredes sin pintar e iluminada únicamente por un par de bombillas de luz eléctrica mortecina, con una barra y una cocina americana al fondo (nevera, quemadores y un par de armarios; todos parecían tener mil años)… Ejem… Por educación, no salimos corriendo en ese mismo instante, pero hubiera sido como para eso. Maliwan parecía muy maja, y por lo menos había conseguido, con dos sillas, una mesa de jardín y sus botes de especias orientales crear un ambiente propio en aquel lugar oscuro (El olor me resultaba muy familiar, como cuando en Estrasburgo Minh Hué y Xuan Son cocinaban sus especialidades vietnamitas). Nos enseñó el resto del piso (el baño, que curiosamente, era bastante grande, su dormitorio, con un colchón como único mobiliario y un armario trastero).

Por lo demás, nos dijo que no tenía internet, y que básicamente se lo pirateaba a alguien que tenía una red inalámbrica en el edificio y que ya no tenía rueda delantera en su bici (único objeto que se apoyaba en la pared), porque una noche se la habían robado…

En fin, todo encantador. Por lo menos, nos fuimos de allí sabiendo lo que NO queríamos. Por suerte Maliwan tenía a otros posibles inquilinos para pasarles su alquiler, porque me habría dado pena dejarla sin otras oportunidades, pero vamos, mirándolo con perspectiva, hubiera sido una auténtica idiotez meterse allí; sobre todo por la de tiempo que nos ha tocado pasarnos indoors.

martes, 12 de septiembre de 2006

La verdadera búsqueda de alojamiento

Esa misma tarde, después de dormir como auténticos lirones (¿qué queréis? Lemon Street nos había dejado cansadísimos) Me dispuse a llamar a todos los bloques de apartamentos que aparecían en un libro con un directorio que habíamos recogido por ahí… A pesar de todo, después de haber visto lo de Lemon Street, también empecé a pensar en otras posibilidades… De momento, las posibilidades que teníamos eran las siguientes:

1) La gente de la facultad había puesto en contacto a Pablo cuando aun estábamos en España con una chica que vivía… ¿¿¿A qué no adivináis donde??? Efectivamente, en Lemon Street, en un bloque de apartamentos llamado Riviera Palms, que estaba al principio de la calle (donde la calle solo daba miedo, todavía no llegaba a ser terrorífica). Ella se iba a su país, pero todavía tenía que pagar dos meses de alquiler de su contrato de 6, con lo cual, quería a alguien pa ocupar su piso durante agosto y septiembre. Antes de descartar la posibilidad por completo, quedamos en ir a ver su piso por dentro, y Pablo había quedado con ella por e-mail, para que nos pasáramos el sábado por la tarde… La verdad, no teníamos grandes esperanzas, sobre todo después de haber visto la calle, pero no nos rendíamos… ¡¡¡No podía ser tan difícil!!!

2) En el directorio venían algunos bloques de apartamentos que ofrecían cosas amuebladas… Lo malo era que lo amueblado parecía estar reñido con los dos meses que nosotros necesitábamos… No parecía fácil, pero chico, por ese lado también había que seguir insistiendo, aunque eso si: en los apartamentos lejos de Lemon Street. ¡¡¡Algunos de ellos hasta estaban en Phoenix!!!

3) Los hoteles que había mencionado la chica no parecían ser una idea tan descabellada… Investigue un poco más sobre el tema y descubrí que había muchísimos hoteles que tenían ese régimen de habitación tipo estudio de residencia de estudiantes, con cocinita y baño unidos al dormitorio.

En cualquiera de los casos, el presupuesto que habíamos imaginado en España se nos iba al traste, porque si lo barato eran los pisos de Lemon Street (y eso que todavía no habíamos visto el piso de Maliwan, la chica que quería alquilárnoslo), para poder vivir un poquito “normal” (ya no digo ni siquiera “bien”), íbamos a tener que desembolsar unas cuantas pelas… La opción de los hoteles era la peor en ese sentido, porque muchos de ellos estaban pensados para hombres de negocios, luego los precios se disparaban.

A eso de las cinco de la tarde, empezaron a saltar los contestadores automáticos de todos los bloques de apartamentos (la búsqueda, por ese lado, fue bastante inútil, porque la mayoría de ellos tenían alquileres mas largos de dos meses y la GRAN mayoría no estaban amueblados), así que me centré en la opción de lo hoteles. Al final acabe topando con un grupo de hoteles llamados "Extended Stay", que parecían responder a nuestras necesidades, sobre todo el que se llamaba Homestead (los demás, o eran mas caros o estaban demasiado lejos del campus… Y ahora sabiendo lo que era “lejos” aquí, prefería no tomarme a la ligera el asunto)… Mirando en el mapa, comprobé que el de Tempe, justo en la frontera con Phoenix y relativamente cerca del aeropuerto no estaba mal situado, así que lo hablé con Pablo, y decidimos añadirlo a nuestra lista de “posibles”.

jueves, 7 de septiembre de 2006

Antes de continuar...

¡Tengo que daros las GRACIAS por leerme! Este agradecimiento va especialmente para todos los que me habéis comentado, dentro o fuera del blog, que me estáis leyendo (o que no me estáis leyendo, pero que pretendéis poneros al día, ¿no, Fran?), que os gusta el rollo este que hasta ahora os he metido y si os gusta, me alegra seguir escribiendo para vosotros… ¡¡¡Es un gran desahogo!!! Me encantaría que también os animarais a escribirme más comentarios…

Por ejemplo, sé que hay precarios, de estos desperdigaditos por estos mundos de Dios, que a veces me leen lo que escribo, y que seguro que tenéis cosas interesantes que puntualizar… Además, ¡no os conozco! En todo caso, ¡¡¡Espero que os vaya muy bien a todos, estéis donde estéis!!! (Saludo especial pa los de Texas, que sé yo que me miran mucho).

Y por supuesto, mil gracias a David, a Davidbe, a Berta, a Fran, a César, a Ruth, a Ana, etc. que me habéis puesto comentarios: ¡¡¡me río mucho con vosotros!!! (y a mi padre también, que no se extendió mucho, pero que también escribió un comentario ¡gracias papá! ¡Dile a mamá que se anime!) Y gracias también a los asiduos del lugar

Me alegro de que estéis enganchaos! ¿De qué os estaba hablando? ¡Ah, sí! De la verdadera búsqueda de alojamiento…

(Foto de cosecha propia: ¿que de qué va la foto? Chicos, pues es que veía que no la iba a poder cascar en ninguna otra parte, así que el King Kong este patriota, sacado de una venta de coches de ocasión, también os da las gracias :) )

¡¡¡McDonald's!!!

Sí, sí, ese mismo Mc Donalds que veis en la foto, que si os fijáis bien, está justo al lado de Lemon Street. Hombre, yo ya sabía que en algún momento dado acabaríamos dando con nuestros huesos en el Mc Donald’s, pero no me imaginaba que sería tan pronto. Tardamos un rato en recuperar el aliento y en que nos dejara de arder la piel, y otro rato en decidirnos cual de las apetitosas hamburguesas mcdonaldianas íbamos a engullir… En fin, para qué engañarnos, había hambre, total que no me acuerdo ni de qué comimos, pero lo que sí sé es que las bebidas estaban demasiado azucaradas, cosa que parece regla general por estos lares (¡¡¡la coca cola aquí es insoportable en comparación con la pepsi!!! Con deciros que ambas se utilizan como ingrediente principal de algunos postres, os lo digo to!), Pablo, que echaba de menos la fanta (si señor, en la tierra fundadora de las bebidas gaseosas, las fantas están nowhere to be seen) se echó un mejunje anaranjado con pinta de tang radioactivo, que efectivamente, lo era, la tipa que nos atendió, era una borde y encima, cuando fuimos a por ketchup (que aquí se sirve uno el que quiera en pequeños vasitos de papel) se nos cayó y lo pusimos todo perdido…

Nada demasiado interesante… Y sin entrar en detalles escatológicos, os diré que tanto a Pablo como a mí, la dichosa comida nos pasó factura y creo que incluso esa noche no cenamos (aparte del resto de consecuencias lógicas de este tipo de imprudencias)… Lo que sí puedo deciros es que ¡desde entonces no hemos vuelto a pisar ningún Mc Donald’s! Tranquilos, hay tantos restaurantes de comida rápida diferentes, que aunque tuviéramos que comer todos los días de ella, no nos haría falta volver al Mc Do.

Pablo y yo nos reímos mucho de un anuncio en la tele de Mc Donald’s en el que sale una tía que no ha desayunado en Mc Donald’s con aspecto horrible y al final se cae por un hoyo y en al lado la misma tía que sí lleva el desayuno take-away de Mc Donald’s y tiene un aspecto estupendo y sortea el hoyo… En realidad parece un anuncio “después y antes”: la que tiene un aspecto deplorable ha comido en Mc Do y la otra se ha salvado porque no lo ha hecho… En fin… Así contado parece una tontería…

Pues de aquel segundo día en Tempe no hay mucho más que contar… Lo siguiente que hicimos fue volver a escondernos al hotel del sol abrasador, y estábamos tan cansados (¡de verdad que este sitio te chupa la energía!) que nos pasamos el resto de la tarde durmiendo y viendo la tele… Y yo empecé mi búsqueda de alojamiento de verdad.

domingo, 3 de septiembre de 2006

Lemon Street III


CampusPointe

Claro, cuando vimos el edificio en vivo y en directo, todo lo que habíamos leído en internet cobró sentido. Aún así, este era el edificio menos tétrico de la calle, pero también era muy bajo (si miráis la página web, parece un edificio altísimo, ¿verdad?), con un aparcamiento desierto que lo rodeaba y el mismo tipo de apartamentos con salidas independientes.

Entramos en recepción y nos atendió una chica maja, que volvió a repetirnos la misma cantinela de siempre: que no tenían apartamentos y que el mínimo alquiler era de 6 meses. Aún así, se interesó por nuestro caso, y nos recomendó que buscáramos hoteles con apartamentos; pues estos sí que permitían que estuviéramos solamente dos meses… La verdad es que esta chica me dio la clave para empezar la búsqueda real; pero por el momento, aún creía que nos veríamos abocados a meternos en un cuchitril como aquellos (¡y eso que todavía no habíamos visto ninguno por dentro!)…

Salimos de allí, después de llevarnos un par de botellitas de agua que ofrecían en recepción y nos adentramos un poco más en la calle para acabar en una zona en la que los tétricos moteles de carretera daban paso a una urbanización de bloques prefabricados, como donde suelen vivir los asesinos sanguinarios de las películas. Vamos, si nos hubieran asegurado que Lemon Street era el hogar de Freddy Krugger, el tipo de la matanza de Texas y del payaso de It, ¡nos lo habríamos creído!

En fin, decidimos desandar el camino, con el ánimo por los suelos y bajo el sol abrasador de las 2 y pico de la tarde, para acabar resguardándonos en el primer lugar que encontramos. El Mc Donald’s de la esquina.

(Fotos de cosecha propia: 1) Campus Pointe, 2) Otro bloque de apartamentos más, al más puro estilo motel de carretera. Véase el tamaño de los coches y el tamaño de los bloques de apartamentos).