viernes, 27 de octubre de 2006

La tormentaza

¡¡¡¡Antes de nada, tenéis que ver esto en el blog de Pablo!!!

Por fin ya compramos las bicis, que como ya os comenté, nos las iban a recomprar cuando nos fuéramos a volver a España (aunque nos pasamos los tres meses temiendo que no nos las quisieran, porque después del tute que les hemos metido a ambas bicis, quedaron un poquito pal arrastre). Total, que nos montamos, nos despedimos de Tony, que hasta entonces nos había acompañado, y nos dirigimos hacia nuestro hotel.

Como ya os digo, ese primer paseo en bici fue un poco duro por lo de tener que frenar con los pedales… Afortunadamente, he logrado acostumbrarme bastante bien y al final ya tenía bastante manejo (ojalá tuviera tanto con los pedales del coche).

Estábamos bastante cansadillos, así que nos quedamos el resto de la tarde-noche en la habitación. Por suerte, los del hotel, que eran bastante majetes, nos dejaron guardar las bicis en el cuartito del material (qué ojo tuvimos, con lo que cayó después, no habrían sobrevivido a la intemperie).

No recuerdo lo que cenamos, pero sé que cenamos bastante pronto (supongo que comeríamos embutido del que comprábamos en el supermercado para sobrevivir...), porque a eso de las nueve empezó a caer la GRAN thurderstorm... ¡¡¡¡Vaya pedazo de tormenta de rayos!!!! Pero vamos, aquello no tenía sólo rayos, también había truenos, relámpagos y centellas… Aparte de un aguacero… No sé cómo serán los huracanes de esta zona, pero os puedo asegurar que las tormentazas eran terroríficas. Las palmeras que había en el aparcamiento de nuestro hotel torcían hasta ángulos inimaginables sus troncos y muchos rastrojos y demás cosas volaban por los aires. Nos dio hasta miedo asomarnos, porque tenía toda la pinta que si algo se estampaba contra nuestra minúscula ventana, podría perfectamente romperla.

Al cabo de un momento, se fue la luz de todo el edificio. Después de preguntar en recepción y que nos dijeran que no volvería en varias horas, pensamos que lo mejor era irse a dormir, hasta el día siguiente.

(La foto que os pongo es del Arizona Republic, el periódico local, del día de la tormenta. Es una foto que yo hice a la foto, por eso se ve un poco mal (por cierto, lo de en medio es un cactus); pero es pa que veáis que los rayos y truenos eran impresionantes... Parece una foto de Expediente X y todo...)

¡¡Nuestras bicis!!


Cuando acabamos de comer, volvimos al coche bajo el sol abrasador (al principio parecía un microondas, porque el pobre se había pasado un rato aparcado bajo el sol) y Tony nos llevó de nuevo hacia el campus. Paramos en un par de tiendas de bicis diferentes, pero los precios resultaban prohibitivos; hasta que al final, volvimos al Tempe Bicycle del que ya os hablé, y finalmente nos decidimos: yo cogí para mí una California Cruiser con la que podéis verme en la foto... ¡¡¡Es bonita!!! ¿Verdad? (Aunque en la foto se vea más la bandera que otra cosa) El único problema que tenía era que no tenía frenos manuales, por lo que al principio iba un poquito aterrada de estamparme contra cualquier cosa. Pablo cogió para él una bici de montaña que le venía un poco pequeña, y por supuesto, no tenía ni color con su bici de aquí, de España… ¡Aunque también acabó cogiéndole cariño!


(Fotos: En la primera, me podéis ver a mí, en University Drive, sin poder negar dónde estoy. En la segunda, Pablo está en el Papago Park, del que os hablaré más adelante).

En busca de las bicis II

A Tony se le había ocurrido que nos podría llevar en coche hasta el centro comercial WalMart, para ver lo de las bicicletas, que decía que allí eran muy baratas. Este WalMart estaba mucho más abajo que el Arizona Mills Mall; de hecho ya ni siquiera estaba en Tempe, sino que se situaba entre Tempe y Chandler, que era la población que quedaba justo al sur de Tempe. El viaje hasta allí (de unos 30 minutos en coche por las convenientes circunvalaciones y autopistas phoenixianas) fue bastante interesante, porque antes de llegar al WalMart cruzamos una zona llamada Guadalupe (podéis verlo en el mapa justo debajo de Tempe), entre Tempe y Chandler, que pertenece a los indios (creo que eran de la tribu Ahwatukee). Tenéis que saber que gran parte del territorio de Phoenix, y por extensión, de Arizona, pertenece a diferentes tribus indias. Sé que se os están pasando por la cabeza muchísimas imágenes de las películas del Oeste; pero os tengo que desilusionar: las zonas indias sólo se diferencian de las americanas en que son claramente más pobres y las que están alejadas de los núcleos urbanos tienen menos densidad de población; pero por lo demás, siguen siendo zonas habitadas, con sus casas, etc. En particular, la zona que nosotros atravesamos con el coche se parecía mucho a las zonas de Sudáfrica en las que tradicionalmente vivían los negros del Apartheid (lo vi en un reportaje de la 2 y esta zona de Phoenix me recordó rápidamente a aquello). Es decir, las carreteras no están muy bien asfaltadas, no hay iluminación en las calles, algunas de las casas tenían pozos (supongo que no tendrían agua corriente) y muchas de ellas tenían montados una especie de altares con vírgenes y cosas por el estilo en el jardín delantero.

Por fin, llegamos al WalMart (jolín, si llegamos a seguir bajando, lo mismo llegamos a México), que estaba en la misma superficie comercial que el Ikea… Sí, sí señores, el Ikea: hasta Arizona también han llegado los suecos, que igual que nos están conquistando a nosotros, pretenden conquistar también los States. La verdad es que el WalMart este era un poquito agobiante: todo estaba mezcladísimo y era casi imposible encontrar nada. Al final, conseguimos encontrar las bicis, que no tenían mal precio, pero claro, teníamos que contar con el transporte hasta Tempe (el coche de Tony no tenía portabicletas; y en ese momento cayó en la cuenta de que era un cacho de paseo, aun para hacerlo en bicicleta) y con que a la vuelta a España, estas bicis nos darían dolores de cabeza para poder venderlas... Total; que al final, nos decidimos a seguir mirando en las tiendas de alrededor del campus. Yo me compré un par de gorras (que me han sido de muchísima utilidad durante todo el verano pa protegerme del sol, aunque no lo suficiente como para camuflarme en el ambiente) y Tony compró una alarma de incendios para su casa.

En lugar de volver a las cercanías del campus, como ya se había hecho la hora de comer, Tony decidió que podríamos quedarnos en el Subway dentro del WalMart... Según él, considerando que casi todos los restaurantes de comida rápida son mierda (y la verdad es que, en general, no le falta razón), el Subway no estaba tan mal… ¡Por lo menos ponían ensaladas! Yo, personalmente, pienso que he probado Subways mejores, sin mencionar otras compañías de bocatas… Por ejemplo, cuando estábamos en Berlín y fuimos al Subway, el pan estaba más rico, era tipo baguette… Aquí, ya os lo he contado: el pan tiene pinta de barra, pero en realidad es tipo bimbo, con demasiada miga… Total, que yo, ni corta ni perezosa, fui a pedir la oferta de la semana para Pablo y para mí: un BOURBON SANDWICH. Sin pensarlo mucho, lo pronuncié con un acento, más bien tirando hacia el francés (cerrando las dos O de “bourbon”). ¡Craso error! El tipo del Subway se quedó con la boca abierta, y Tony tuvo la amabilidad de corregir mi acento… Se pronuncia… En fin; Pablo se ha prestado ha hacer un vídeo pronunciándolo a la manera auténticamente americana para colgarlo en YouTube… En cuanto lo tengamos listo, ¡os lo pongo aquí! Desde entonces el "bourbon sandwich" se ha convertido en nuestra contraseña particular… He de decir que no he logrado coger demasiado acento americano, entre otras cosas, por esta razón… Chicos, será cuestión de gusto, pero a mí este acento “fritos, fritos, fritos - fritos de maíz” no acaba de gustarme.

(Las fotos son 1) www.phoenixasap.com, 2) www.vestar.com y 3) www.foodfacts.info del 27/10/2006)

jueves, 26 de octubre de 2006

El dilema del alojamiento

Una vez que salimos del campus, Tony condujo hacia Scottsdale, hacia el norte y también hacia el oeste respecto al campus y a nuestro hotel de entonces. Nos llevó a una especie de urbanización de apartamentos-hotel llamada Scottsdale Park Suites en la que, por lo visto, alquilaban pequeños apartamentos amueblados con diferente número de cosas, dependiendo de lo que pagaras (de nuevo, os vuelvo a advertir que nos fiéis de las fotos de la página web… Era más sombrío de lo que parece en las fotos)…

El caso es que el sitio este tenía sus ventajas (era un pelín más barato que el hotel, el Homestead), la zona de Scottsdale en la que estaba era más bonita que donde estaba el Homestead: tenía un bloque de supermercados en la siguiente manzana (un valor añadido nada desdeñable, dadas las distancias en Arizona) y un parque bastante verde y bonito al lado, completamente desierto… de gente (eso sí que era igual que la foto que os pongo... Supongo que fliparéis de ver que esta foto también pertenece a Arizona... No me preguntéis las toneladas de agua que hace falta para mantener ese césped. No quiero ni pensarlo).

Sin embargo, también tenía sus inconvenientes claros, por ejemplo, que ya de entrada te decían que la conexión a Internet era una auténtica mierda (bueno, claro, no te lo decían así, pero vamos… Luego la que hemos tenido tampoco ha sido ninguna maravilla, pero probablemente la de este sitio era inexistente) y aunque la zona de Scottsdale era bonita, estaba a tomar por saco del campus ("a tomar por saco" significa "por lo menos 8 o 10 kilómetros"… De ahí es nada)… Además, el apartamento que se supone que nos iban a dar a nosotros estaba en un extremo de la urbanización de marras, en un primero y justo daba a la puerta trasera de un bar (que en su momento, cuando lo vimos, eso nos pareció muy bien, pero luego, viendo el tipo de juergas que se montan los yanquis, me he alegrado una y mil veces de no haber acabado allí...), además, en ese apartamento hubiéramos tenido que comprar hasta la cortina de la ducha, porque aunque estaba amueblado, no tenía muchas cosas, tipo platos, vasos, ollas y cosas así, que hubiera sido un rollo tener que comprar, aunque lo hubiéramos hecho en el chino de turno.

A pesar de todo, como en ese momento no resultaba fácil decidir, porque ambos sitios parecían tener sus ventajas y sus inconvenientes (y Tony y la señora nos miraban ambos con caras expectantes), le dijimos a la señora del sitio que debíamos pensárnoslo y volvimos a montar en el coche de Tony para ir a mirar el tema de lo de las bicicletas; tema en el que por lo visto él también había estado pensando.

(Foto del parque que estaba junto a la urbanización, con los edificios de la urbanización de fondo de www.scottsdaleparksuites.com 26/10/2006)

martes, 24 de octubre de 2006

El día del tour por la universidad

También me gustaría haberos hablado de The Black Dahlia, que la han estrenado también este fin de semana; y cuento con hablaros también del Scoop de Woody Allen antes de que la estrenen la semana que viene; pero mientras tanto, y después de tanto tiempo, voy a continuar con mi historia donde la dejé...

Ahora voy a hablaros de nuestro primer martes en Arizona, allá por julio, día en el que Pablo ya había quedado con su jefe, del que ya os hablé, e incluso del que puse una foto en su momento, aquí en el blog.

Pues nada, para allá que nos fuimos los dos, hacia el campus. Nos costó un poco, pero al fin encontramos el edificio en donde estaba el laboratorio en el que iba a trabajar Pablo. Como todavía no le habían dado autorización para abrir las puertas con su carné (del que también os hable, la ASU card), tuvimos que llamar a la puerta del laboratorio, que estaba en la segunda planta del flamante edificio, que estaba recién estrenadito y que podéis ver en la foto… Ahora mismo, que estoy escribiendo desde la UNED precisamente, me hace gracia pensar en la aparente modernidad de todo en el campus de la ASU… Pues eso, ya sabéis, ¡superficialidad preciosa hasta la muerte! Oye, que tampoco yo digo que esté mal, sólo que esa mentalidad llevada hasta el extremo, a veces es un poquitín peligrosa.

Como iba diciendo, llamamos a la puerta del laboratorio y nos abrió una de las colaboradoras de Tony en el laboratorio, que se llamaba Solitaire, y nos dijo que Tony estaba en una reunión, así que le dijimos que le avisara de que estaríamos en la Hayden Library (de la que ya sabéis, porque Pablo en su momento puso una foto en su blog… Intentaré poneros un enlace, pero he perdido de vista ese post suyo en particular... Si no, ya os pondré fotos hechas por mí). Sin embargo, de camino a la Hayden, nos encontramos con Tony, que nos dijo que había estado enterándose de un sitio en el que podríamos alojarnos y nos iba a llevar en coche... Total, que nos dirigimos los tres hacia uno de los múltiples monstruosos aparcamientos de varias plantas que rodeaban el campus (de hecho, eran unos de los pocos edificios de varias plantas por allí, por no decir los únicos), donde estaba aparcado el coche de Tony.

domingo, 22 de octubre de 2006

Little Miss Sunshine

Bueno, y como lo prometido es deuda, aquí tenéis el post que en su momento escribí sobre Little Miss Sunshine, cuando fuimos a verla el 6 de septiembre (¡¡¡Ufff!!! ¡¡¡Parece que haya pasado una eternidad desde entonces!!!).

Acerca de esta película, ya sabéis que Pablo, que es más previsor que yo, os ha escrito dos posts en su blog, que se llaman: Little Miss Sunshine y Pequeña Miss Sunshine.

No voy a cambiaros los tiempos verbales; os voy a dejar el post tal cual lo escribí entonces... ¡Espero que no os hagáis un lío!

Hoy Pablo y yo hemos ido al cine ese que aparece en uno de mis primeros posts, el de cine independiente, a ver esta película excepcional, que no podéis perderos. De hecho, en las circunstancias actuales, me ha llegado tanto a la médula que al acabar, después de haberme reído como loca, tanto que se me saltaban las lágrimas, me ha entrado una llorera terrible. No sabría explicaros con precisión qué me ha pasado, porque tenéis que ver la película para entenderlo, pero si vais a verla, os aseguro que no os dejará indiferentes.

Berta, tienes que verla; seguro que te gustará. Me he acordado un poquito de la que me recomendaste el verano que estuve en Bremen, ¿te acuerdas? La de Wilbur se quiere suicidar; que me encantó; porque también era una de esas pequeñitas películas con muchísima personalidad… Esta sólo dura una hora y cuarenta minutos, pero el argumento, los personajes, los actores (entre ellos, los más conocidos Toni Collette –La boda de Muriel- y Grez Kinnear – Mejor imposible-), el guión, el rodaje y las tomas exteriores del maldito desierto de Arizona valen su peso en oro. Con razón ha sido toda una sensación en el festival de Sundance de este año.

Además, como ya os digo, encima está ambientada aquí mismo. En líneas generales, os diré que es la historia de una peculiar familia que vive en Nuevo México y que deciden echarse a la carretera para llevar a la hija pequeña de siete años a un concurso de belleza en California y por supuesto, pasan por Scottsdale (donde estaba nuestro primer hotel), ¡aquí al ladito! Lo importante de eso es que el paisaje es el de aquí, y se ven muy bien algunas de las cosas que os he estado contando; y otras se ven casi mejor de lo que yo jamás pueda contaros con palabras, porque toda la película tiene un punto agridulce fantástico. Y el final, como ocurre en las buenas películas, es absolutamente genial.

De verdad que no quiero destripárosla, pero puedo decir que me ha reconciliado de algún modo con el hecho de estar aquí, ves que no estás loco, que ese gusanillo de infelicidad que nos agobia de vez en cuando a Pablo y a mí no es algo intangible que sólo sintamos nosotros: hay gente aquí que analiza la insatisfacción de este país suyo, que a veces parece de plástico, y son capaces de hacer pequeñas joyas como esta, cáusticas e incisivas y críticas hasta el punto de que Pablo y yo nos hemos reído como locos en algunos momentos en los que los americanos que había en el cine ni se reían, porque creemos que no eran capaces de entender lo irónico que resulta ver ciertas de sus costumbres y de su superficialidad feroz expuestas de tal manera. Más quisieran los cineastas de otros lugares, como por ejemplo… ¡Un, dos, tres, responda otra vez! España. (Ja!!! Me río sólo de pensar en el anuncio aquel de Antonio Resines de “Mi papá no vendrá a mi partido de béisbol”… Insisto: ¡¡¡Más quisieran!!!).

En fin… No creo que os esté ayudando en nada el hecho de que os esté contando todo esto… ¡¡¡¡Tenéis que verla y ya me contaréis!!!!

(Sí, efectivamente, la foto es del aquel mismo día 6 de septiembre, después de salir del cine, con la nariz y los ojos un poco colorados, después del sofocón).

viernes, 20 de octubre de 2006

Cambio de rumbo

Bueno, hola a todos de nuevo. Como ya sabréis, ya llevamos unos días, que pronto se convertirán en semanas, en Madrid y esto implica que este blog va a cambiar de enfoque, no porque yo lo quiera, realmente, sino porque es inevitable.

Y es que es inevitable por varias razones. La más evidente de ellas es que a partir de ahora no voy a escribir de lo que vea y recuerde, sino sólo de lo que recuerde. Así, la comparación será imposible de evitar, de modo que no serán simplemente las sensaciones de Arizona en Arizona, sino que serán los recuerdos de las sensaciones de Arizona en Madrid.

En segundo lugar, tengo que decir que ya no soy la misma persona que escribía en este blog. Han ocurrido ciertas cosas al llegar a España que me han cambiado. Tengo que decir que, de alguna manera, hasta me da lástima no haber terminado el blog en su momento para poder verlo ahora como un “hijo de su momento”; porque ahora será imposible que siga siéndolo. Y es que ahora, cuando escriba, me sentiré como si estuviera viendo una película de la que ya sé el final, y ya os digo que no sólo hablo de nuestra experiencia arizónica. Ya no será lo mismo.

Y por último, creo que voy a introducir ciertos cambios, que espero que no os pierdan demasiado… Uno de ellos es que me hubiera gustado comentaros las películas que hemos visto allí, y que nos han gustado, o que no nos han gustado... Para ser sinceros, me hubiera gustado hacerlo de manera exclusivista, es decir, recomendándoos películas que iban a tardar en venir a España, para que estuvierais pensando en verlas con anticipación antes de que llegaran... ¡¡¡Y resulta que me encuentro con que tres de las películas de las que quería hablaros, las estrenan este fin de semana aquí!!! ¡¡¡Maldición!!! Así que he tomado la decisión de introduciros casi ya mismo mis reflexiones sobre algunas de ellas; sobre todo, la más importante, y que me gustaría que, si tenéis la oportunidad, todos vierais: Little Miss Sunshine.

Y sólo me queda en este post, agradecer los comentarios particulares que he venido recibiendo últimamente, que me animan a seguir escribiendo aquí, porque veo que os gusta. Aunque no os animéis a escribir comentarios en vivo y en directo, ¡aprecio mucho que hayáis estado siguiéndome!

domingo, 8 de octubre de 2006

El aire de Arizona

Ahora, llegado octubre, el ambiente arizónico ha mejorado muchísimo. Para que os hagáis a la idea, ahora hace un tiempo muy parecido al de finales de primavera en Valencia. Corre una brisita muy agradable y la temperatura es un lujo, en comparación con la caída en picado del resto de EE UU.

Sin embargo, en julio, donde se ha quedado mi eternizada narración (a veces me desanima el mero hecho de continuarla por lo lenta que va, la muy condenada), el aire era una pared de aire caliente, una masa irrespirable, que en los peores momentos incluso nos achicharraba la piel, sobre todo en la época del monzón.

Se me ha ocurrido muchísimas veces yendo por la calle a mediodía, sobre todo en bicicleta, esa frase inolvidable del ya legendario pirata Lechuck:

“No hay nada como sentir el cálido viento del infierno en la cara”.

Pues eso. Para los que no sepáis quién es Lechuck, os diré que es el malo malísimo de la saga de aventuras gráficas Monkey Island, originaria de otra saga bien conocida ¡¡¡Piratas del Caribe!!! (Tendré oportunidad de hablar de ella más adelante y sí, iros preparando, porque aún me quedan muchas cosas que contaros sobre aventuras gráficas…)

Probablemente este post tiene otro objetivo también: decirle

ADIÓS

a Arizona, porque a partir de ahora seguiréis oyendo sobre nuestras idas y venidas por aquí, ¡¡¡¡pero desde Madrid!!!!.

lunes, 2 de octubre de 2006

En busca de las bicis


Después de eso, teníamos aún otra tarea que hacer antes de volvernos al hotel, a beber litros de agua y a desfallecer… Y era mirar el tema de las bicicletas… ¡No íbamos a estar todo el tiempo yendo a pata a todas partes! o esperando al autobús, que por muy bueno que fuera, chico, no es lo mismo que tener tu propia independencia. Hay varias tiendas alrededor del campus que venden bicis, y lo que parecía claro es que debíamos comprarlas, porque lo de alquilarlas aquí no se estila, como en Alemania. Principalmente visitamos dos, que al final resultaron ser la misma, llamadas Tempe Bicycle. Las dos forman parte de la misma cadena (de eso nos dimos cuenta después) y tenían una oferta bastante buena que consistía en que si te compras la bici allí, luego ellos te la recompran cuando tu quieras por la mitad de precio. Para nosotros era ideal, porque así no tendríamos que andarnos con dolores de cabeza al final de nuestra estancia…

Otras tiendas de bicis estaban cerradas en ese momento, o estaban un poco apartadas, así que nos retiramos a deliberar, para poder decidirnos al día siguiente sobre qué hacer... Para ello, volvimos al hotel, y como la mañana nos había cansado bastante, nos quedamos dormidos otra vez... ¡¡Aún estábamos durmiendo el cansancio del primer día!!

(Bueno, ya sé que estas fotos las podéis ver también en www.tempebicycle.com 01/10/2006, pero bueno, pegan con el post, ¿no? Además, así os enteráis de qué horario tiene el Tempe Bicycle, ¡por si acaso queréis comprar una bici allí!)

domingo, 1 de octubre de 2006

Registro en la ASU

Antes de continuar con mi historia, tengo que pediros que miréis el blog de Pablo, que hemos hecho allí un post conjunto… Es una tontería; pensaréis que estamos fatal… ¡¡¡Y bueno, no os equivocáis, pero chicos, es que estamos aburridos como monas, y de algo tenemos que reírnos!!!

Sigo con mi historia, pues, que va poco a poco. Como ya os comenté hace días, habíamos dejado para el lunes (estoy hablando del lunes, día 24 de julio) el ir a la universidad a que Pablo se registrara y pusiera en claro sus papeles (que para la estancia eran un montón). Para ello, nos dirigimos al departamento de relaciones internacionales, donde nos recibió una señora muy educada y con un acento mu clarito (perfecto pa los extranjeros), que le preguntó a Pablo toda clase de cosas, y le dio una carpetilla con información turística (hace gracia sólo de pensar en hacer “turismo” en Phoenix) e información sobre el campus, etc. Pablo quedó en mandarle un correo en cuanto se hiciera una cuenta de correo de la ASU... Desde entonces hasta ahora; es una de las muchas cosas que no ha hecho… ¡Ja, ja! Yo se lo he recordado un par de veces, pero luego se nos ha vuelto a olvidar… La pobre mujer debe estar todavía esperando a su mail…

Después, fuimos al Memorial Union, que precisamente este año es su 50 aniversario y que es el edificio en el que están todos los comedores y también hay otras cosas, como locales para las asociaciones, tiendas con merchandaising de la ASU, etc... Lo de siempre, como la "experiencia universitaria" no es sólo formativa, sino que también es social, estos espacios de reunión se consideran importantes... No digo que haya que importar otras cosas del horrible negociete en el que se convierte la universidad aquí (como casi todo, por otra parte), pero cuando nosotros estábamos estudiando en la Complu estábamos siempre apiñaos, y fijaos, en Comillas, en el edificio de Quintana, no teníamos ni una mala cafetería en la que matar alguna que otra horilla perdía... Vamos, eso se lo cuentas a cualquier yanqui de estos y se muere del pasmo.

En el Memorial Union, también está el servicio que hace las ASU sun cards, que son simplemente los carnés de estudiantes y personal de la uni; con más funciones, del estilo de tarjetas de crédito, etc. A Pablo le han dado una de faculty adjunt, creo, que es un cargo bastante importante (de hecho, podrían haber puesto cualquier cosa, porque como su función aquí bastante difusa…). Este carné sobre todo es genial por los descuentos que nos hacen en el cine...

Os pondría una foto de la tarjeta de Pablo, pero estoy segurísima de que no me va a dejar fotografiarla, porque lo de su fotito en la tarjeta la verdad es que tuvo delito… La chica encargada de hacerle la foto de carné le pidió que sonriera y cada vez que él lo hacía, guiñaba los ojos, y la tipa le hacía repetir la foto porque decía que los tenía cerrados… Total, que después de tres o cuatro intentos, al final le pilló al pobre con una cara de asco impresionante y ya se quedó contenta, porque en esa sí que tenía los ojos abiertos… Y tan pancha se quedó, colocándole aquella horrible foto en el carné...

(El logo viene de www.asu.edu 01/10/2006 y aparece en todas partes dentro del Memorial Union: en las papeleras, por las paredes, en los vasos de papel de la cefetería, etc...)