lunes, 17 de diciembre de 2007

Viva Las Vegas



Jo, casi me da vergüenza colocar un post que se titula así, con la que se está liando aquí por la idea peregrina de unos cuantos iluminaos que van a construir un pseudo Las Vegas en los Monegros, Aragón (si queréis leer mucha más información y comentarios sobre el tema podéis hacerlo aquí, aquí y aquí).

Pero bueno, como ya os anuncié, iba a ir contándoos historietas sobre ese curioso lugar en el que se ha convertido la ciudad del desenfreno americano, trampolín de tantos artistas legendarios (Ja, si hubiera tenido tantas tonterías que contar sobre Tempe y Phoenix, seguro que no nos habríamos aburrido tanto allí, aunque sólo fuera por la mera investigación histórica).

En próximos posts os hablaré de series de la tele y pelis (seguro que mientras leéis esto, ya se os han ocurrido unos cuantos títulos), pero este post quiero dedicarlo al rey… Sí, sí, al Rey del Rock: Elvis Presley.

Cuando he empezado a leer sobre la conexión Elvis-Las Vegas, no tenía muy clara de que iba la cosa, la verdad. Quería saber hasta qué punto Elvis había tenido relación con la ciudad, para luego comprender porqué la gente nos preguntaba si habíamos visto muchos lunáticos disfrazaos por la calle (lo cierto es que no vimos ninguno… Bueno, recuerdo que había un tipo repartiendo papeletas que creo que sí que llevaba algo parecido a un disfraz de Elvis, pero vamos, no me dejó demasiado impresionada, porque si no, lo recordaría mejor). Sí sé que había muchos espectáculos de travestis e imitadores de Elvis, pero verdaderamente creía que la conexión entre el personaje real y Las Vegas era más fuerte.

En fin, trataré de no aburriros demasiado con una reseña biográfica interminable sobre Elvis, porque no creo que pueda haber un personaje más conocido y del que se pueda encontrar más información, además, curiosamente, la entrada de la Wikipedia está sorprendentemente bien traducida al español (cosa que ocurre en raras ocasiones. Será porque está semiprotegida… ¿?). Bueno, trataré de ser breve y de contaros los detalles jugosos y los rumores escabrosos y, sobre todo, todo lo relacionado con Las Vegas.

Elvis nació en 1935 en Mississipi, para que os hagáis a la idea, Frank Sinatra ya tenía 20 años cuando Elvis nació y John Lennon nacería 5 años después de él… Y, curioso, hoy tendría la misma edad que María Galiana, la abuelilla de Cuéntame…, Julie Andrews, Woody Allen o el difunto Luciano Pavarotti... (De qué cosas se entera uno gracias a la Wikipedia). Muy pronto, sus padres se mudaron a Memphis (sí, donde los Grizzlies, jaja). Por su 11 cumpleaños, el angelito quería una escopeta de perdigones, pero a su madre le entró por un oído y le salió por el otro, y le compró una guitarra.

Antes de dedicarse a la música, tuvo varios trabajos, entre ellos, camionero. Luego fichó para la discográfica Sun Studios, para la que también hizo su primer concierto en directo. En él, el chaval estaba tan nervioso, que le empezaron a temblar las piernas. Las mujeres entre público se volvieron medio locas con el temblequeo y él decidió incorporarlo al espectáculo.

A partir de 1956, empezó a tener bastante éxito. Publicó un par de discos, le pagaron una fortuna e incluso le contrataron para actuar por primera vez en Las Vegas, en el hotel New Frontier. Lo malo es que su música (fusión de muchos estilos musicales aparentemente reservados a diferentes razas) sonaba como algo nuevo y no era demasiado bien recibida por los sectores más conservadores. Mientras estaba en Las Vegas, escuchó la versión de Freddie Bell and the Bellboys de “Hound Dog” y decidió hacerla suya. Este fue el resultado:





Al ritmo de “You ain't nothing but a hound dog...” comenzó a menear las caderas y las piernas y eso fue el acabóse. Cuando apareció en la tele, los periódicos le dedicaron más insultos a su manera de moverse que a la amenaza comunista, que copaba todos los titulares por aquella época. No sólo lo consideraban vulgar y obsceno, sino que los blanquitos conservadores (muchos de ellos, racistillas kukluxklaneros) consideraban que aquel ritmo, que sonaba a negro, no podía hacer más que pervertir a sus hijas (que, por otra parte, estaban más que dispuestísimas a tirarle su ropa interior a Elvis). Los jesuitas lo vilipendiaron e incluso Frank Sinatra dijo de él que su música era "un afrodisíaco con olor a rancio" (¡Ay!¡Frank Sinatra!¡Esa envidia! Bueno, no te preocupes, ya hablaré de ti en algún otro post...). Muchos presentadores de la tele trataron de ridiculizarle o sacarlo actuando sólo de cintura para arriba para que pareciera más “formalito”, pero todo eso no hizo más que acrecentar su fama.

También a partir de 1956, comenzó a hacer películas, casi siempre comedias musicales (como la que titula la canción que abre este post, que sirvió para que la co-protagonista, Ann Margret, ganara popularidad debido a un supuesto romance con Elvis —Fíjate, Penélope Cruz, lo de los noviazgos inventaos lleva tiempo funcionando antes de que tú aparecieras…—). La mayoría de las veces, eran películas de dudosa calidad, pero a pesar de todo, recaudaban muchísimo en taquilla y Elvis estaba estupendamente pagado. En 1957, recibió la notificación de que debía irse a la mili. Elvis podría haberse suscrito a los "Servicios especiales", que le habrían permitido mantener su carrera musical, pero no lo hizo, por lo que le destinaron a una base en Friedberg, Alemania, cerca de Frankfurt. Allí, tuvo sus primeros escarceos con las anfetaminas y conoció a la que sería su esposa, Priscilla Ann Beaulieu, de 14 años (Se casaron en 1967, en Las Vegas). También durante su estancia en el ejército, su madre murió de hepatitis.

Durante los sesenta estuvo grabando pelis, pero no le gustaban nada, así que en 1968, volvió a la palestra en un especial de la tele, enfundándose en cuero, al más puro estilo rockero. Después, grabó unos cuantos documentales y discos (como por ejemplo el From Memphis to Vegas/From Vegas to Memphis, parte del cual fue rodado en el Hotel International de Las Vegas). A partir de 1969, comenzó a hacer giras, muchas de las cuales trascurrían en Las Vegas (sobre todo en el Hotel International, que luego pasaría a ser el Hilton, donde los rumores dicen que su fantasma se vuelve a subir al escenario de vez en cuando). En 1970, uno de los documentales de sus giras ganó un Globo de Oro. Ese mismo año, se reunió con el presidente Nixon, al que le llevó de regalo una pistola, puso a parir a los hippies, y en particular a los Beatles, que "se habían llenado los bolsillos, para después volver al Reino Unido a fomentar el sentimiento antiamericano" (pues no sé yo qué pensaría entonces de este mi blog. Supongo que nada, porque no le quitaría popularidad a él, pero vamos… Ahí veo yo también mucha envidia… Y eso que John Lennon le idolatraba).

En 1973, hizo un directo desde Hawai, que fue la primera retransmisión vía satélite a 40 países y lo vieron más de mil millones de personas. Ese mismo año, se divorció de Priscilla, lo cual marcó el principio del fin. A partir de ese momento, comenzó a ganar peso y a abusar de las drogas y, más que de las drogas (de las que estaba totalmente en contra), de los medicamentos legales. Su última actuación fue en Indianápolis en junio de 1977. Murió en agosto del 77. Todo lo que viene después se deriva de que no está nada claro de qué murió. De hecho, su autopsia se reabrió en 1994, para determinar que no había muerto de una sobredosis, sino de un más que probable ataque cardíaco, pero que las drogas (el buen hombre parecía una farmacia andante: conseguía que los médicos, halagados de verse relacionados con él, le dispensaran todos los medicamentos que quería) fueron una de las causas.

A diferencia de otros artistas y personajes famosos, Elvis parece vivir eternamente. No han sido pocos los que le han hecho tributos musicales. Uno de mis favoritos, aquí:





Pero no sólo eso, sino sus apariciones y referencias en películas, etc., son incontables ¿quién no se acuerda del entrañable Elvis de Forrest Gump, por ejemplo?

Y claro, aquí es donde surge toda la parafernalia Elvis, que es lo que verdaderamente ha perdurado a lo largo del tiempo. Y por supuesto, aquí es donde he encontrado que Las Vegas es la cuna de la influencia e imitación elvísticas. ¿Cómo no iba a adoptar la ciudad del pecado a un artista cuyos movimientos eran sinónimo de desenfreno? Los shows de imitadores de Elvis, como ya os he comentado, son abundantes, pero lo que más triunfa, sin duda alguna, es la tradición de las bodas-Elvis. Como le comentaba Fran en un post anterior, no he tenido mucha ocasión de explicar en que consiste el merchandaising matrimonial lasvegueño, pero, sin duda, Elvis es un elemento imprescindible del engranaje de este negocio. Como muestra, un botón (no os perdáis esta renovación de votos nupciales… Provoca sentimientos encontrados, porque no sabes si reírte o llorar... Me pone un poco los pelos de punta...).






(Fotos y demás: 1) Viva Las Vegas de Radio.Blog.Club, 2) Elvis de jovencito, 3) Uno de los "chous" de Las Vegas de un cruce entre Elvis y Tom Jones, 4) Primeros movimientos de piernas de Elvis, 5) Hound Dog de Radio-Blog-Club, 6) El rock de la cárcel, descoyuntándose las caderas, 7) Con Anne Margret, su co-protagonista, 8) Elvis vestidito de Ken-legionario, 9) El actual Hotel Hilton, en época de Elvis llamado Imperial, 10) Elvis, en su retransmisión vía satélite desde Hawai, 11) Sello conmemorativo de Elvis, 12) Crazy little thing called love, de Queen en Radio-Blog-Club, 13) Una de las capillas típicas con una horda de Elvises a la entrada -imagina que todos estos tíos te persiguen... ¡qué terror!-, 14) Stitch (de Lilo y Stitch), disfrazao de Elvis, 15) Este vídeo que tan orgullosamente exhíben en la página web de una de las capillas de Elvis es indescriptible).

sábado, 15 de diciembre de 2007

New York, New York!!! (segunda parte)

Pos nada, ya habíamos soltado la maleta en nuestro palacete de habitación, y nos dispusimos a llenar el gaznate, que ya iba siendo hora… Lo malo del New York, New York, a diferencia de otros hoteles de Las Vegas, es que los restaurantes que hay en él son, en general, demasiado chic. Uno esperaría que eso ocurriera en el Bellagio (ya veréis luego las fotos... Un pijerío de sitio), pero no en el NYNY, que tenía pinta de “casino pa to los públicos".

En total, aparte de los puestecillos de comida rápida desparramados por la zona Manhattan-cartonpiédrica, en el NYNY hay un bar irlandés (las cervezas, bien, pero la comida era cara); una steakhouse (churrasquería), también bastante cara; un bar de deportes (creo que hay uno en Madrid parecido, un sitio de esos en los que hay plasmas gigantescos y la gente ve diferentes deportes a la vez… Y en Las Vegas, aprovechan para apostar, claro); un italiano pijísimo; un oriental aún más pijo que el italiano, un bar de “especialidades” americanas (ese era más asequible) y por último, un mejicano.

Nos dio el venazo mariachi y nos sentamos en la terraza del mejicano (terraza porque daba al falso Manhattan, no a la calle. Los hoteles-casinos tienen una atmósfera propia que lógicamente, no van a “contaminar” del aire exterior). Nos atendió una mujer que parecía hablar español, por lo que nos lanzamos. Pero en seguida se sintió incómoda porque no nos entendía. Total, que volvimos al inglés. Si tenéis curiosidad por ver la carta del restaurante, está aquí. No me acuerdo de lo que pedimos (Pablo seguramente sí se acuerda, porque sé que lo disfrutó como un enano), yo creo que me comí un burrito y curiosamente la pasta de frijoles, que normalmente me repugnan (y es raro, porque me gustan todo el resto de tipos de judías, habas y alubias), me gustó. La verdad es que estaba riquísimo y era abundantísimo, así conseguimos nuestro primer objetivo: llenar el buche.

Después venía lo otro importante, echarse un buen siestón. Subimos a la habitación y ¡hala! a roncar a pierna suelta en nuestras enormes camas (es extraña la sensación de poderte dar casi tres vueltas de un lado al otro en una cama individual… Y de caber tumbao entero ¡a lo ancho!) Cuando subimos, debían de ser las cuatro o así y estuvimos durmiendo unas dos o tres horas…

Pablo durmió más que yo, porque yo, al cabo de poco más de una hora, empecé a notar una sensación desagradable, una comezón insoportable... Esto requiere una explicación algo más detallada. Resulta que tengo la piel muy sensible y siempre he tenido problemas de alergias con unos cuantos productos (que, sospecho, se derivan del polen de un determinado tipo de flor, utilizado para hacer potingues pegajosos). Mis problemas con la alergia comenzaron una vez que me hice un esguince de rodilla y me vendaron con Tensoplast, esa venda ultra-adhesiva (cuyo pegamento me produce ronchas sólo con verlo) y luego con toda clase de ceras depilatorias. No puedo ir a que me hagan la cera a ninguna parte por miedo de la mega-reacción alérgica que eso podría producirme. A pesar de todo, utilizo la cera marca Veet que se va con agua (no es cuestión de hacer publicidad —ya tienen ellos la suya, por deleznable que sea y estúpida que sea—, pero realmente es la única que me funciona). Total, que yo me había traído a cuestas un bote de cera Veet en la maleta desde España, previendo la posibilidad de que no hubiera en la lejana Arizona, pero cuando se acabó, comprobé que en nuestro supermercado sí que había, pero no de la que se la calienta, sino de que aplica sencillamente en tiras frías. Así que antes de nuestro viajecito lasvegueño, ni corta ni perezosa, me depilé con aquel invento del diablo, pa poder "lusir" piernas (bueno, relucir si que relucieron… ¡¡¡Los cacho de puntos rojos que luego me salieron!!!!). Por suerte, durante los días de Las Vegas la cosa se limitó a brotar, por lo que me puse realmente mal cuando ya estábamos de vuelta en Tempe.

En fin, la cosa es que empecé a notar el escozor y el hormigueo, no podía dormir, así que me levanté y estuve contemplando el anochecer lasvegueño (y haciendo fotos desde la ventana). La verdad es que resulta espectacular ver como se van encendiendo poco a poco todas las luces de colorines de los casinos, hasta iluminar todo casi como si fuera de día...

Cuando Pablo volvió en sí, nos vestimos pa irnos de paseito. No os creáis: el mero hecho de poder salir a la calle después de las ocho de la tarde a andar sin miedo de que te puedas morir en un pueblajo inmundo perdido de la mano de Dios (y sobre todo de Alá) y que nadie se entere (si te mueres en Las Vegas, aparte de cinematográfico que te cagas, seguro que tienes a los del CSI haciéndote la autopsia) y pudiendo ir a los sitios andando sin tener que recorrer dos mil kilómetros era una novedad en nuestra monótona vida arizónica. ¡¡¡¡Casi la cosa que más podemos agradecerle a los cuatro días de respiro de Las Vegas!!!!

(Fotos: Como siempre, algunas son mías y algunas choriceadas de los albumcillos de Picassa, pero esta vez sí he apuntado los nombres de los autores. 1) Panorámica nocturna del New York, New York de Banjamin, 2) Una de las casitas del decorado Manhattanita de cartón piedra del interior del hotel, 3) Una de mis movidas fotos-cosecha propia de la avenida que terminaba en el restaurante mejicano González y González, 4) Otra cosecha propia de la terracita del restaurante mejicano, 5) La cera Veet que NO me produce alergia, 6) La cera Veet que SÍ me la produjo, 7) Cosecha propia mientras Pablo dormía e iba anocheciendo en Las Vegas (Hoteles que se ven: en primer plano el Excalibur y detrás la puntita de la pirámide del Luxor y el doradísimo Mandalay Bay), 8) Curiosa y espectral (también se ve mi reflejo y las cortinas en el cristal) cosecha propia de lo que se veía enfrente de nuestra ventana -el MGM, el Tropicana y, de nuevo, la montaña rusa de nuestro New York, New York-).

jueves, 13 de diciembre de 2007

New York, New York!!! (primera parte)



¡Uf! Tendréis que perdonarme esta ausencia tan injustificada… En mi último post, auguraba un montón de nuevos posts sobre Las Vegas y, de golpe y porrazo, desaparecí del mapa… Sé que alegar motivos laborales se está convirtiendo en mí una costumbre la mar de fea, pero en este caso es totalmente cierto: estoy en plena traducción de un noveloncio que absorbe todo mi tiempo (¡va a estar la cosa complicá hasta febrero!)… Pero bueno, ese rollo os lo contaré en otro momento que este post va sobre lo que va…

Bueno, y ahora, para que me perdonéis definitivamente, unos minutos musicales:





Pues como os iba diciendo, por fin, después del viajecito desde Phoenix, llegamos al Hotel New York, New York, donde habíamos reservado una habitación mediante la página www.vegas.com, avión y hotel, todo muy rentable, la verdad.

Cuando cruzamos la pasarela de plástico que cruzaba la Strip entre el MGM y el NYNY y nos metimos en el casino, como ya os dije, empezamos a fliparlo de verdad… Supongo que la sensación hubiera sido muy parecida a estar en un parque de atracciones, en donde uno no sabe hacia donde mirar, por las lucecitas de todos los colores, olor a plástico y a moqueta y el ruido incesante de las máquinas tragaperras.

La puerta por la que entramos estaba en el piso superior en donde hay un surtido inagotable de tiendas de souvenirs, tiendas de chucherías, helados y demás pijadillas similares. Además, en un extremo estaba la entrada de la reproducción del Bar Coyote en el que, aparentemente (digo aparentemente, porque no llegamos a entrar… Había demasiada cola siempre), unas tías tetudas con botas vaqueras se suben a la barra a intervalos regulares durante toda la tarde noche y se salpican de cerveza…

Pues eso: parece que los lasvegueños se han tomado en serio lo de crear un centro del exceso. ¡¡¡Todo era excesivo por todas partes!!!

El espectáculo, cuando nos asomamos a la escalinata que bajaba hacia la sala del casino, era impresionante: un salón enorme, con máquinas de todos los colorines imaginables, mesas de black jack, de ruletas, de dados y de muchas otras cosas que no tengo ni idea lo que son... En mitad de la sala, una mini estatua de la libertad con las faldas levantadas a lo Marilyn, una enorme reproducción de la fachada de Wall Street, el bar de la manzana gigante y roja (simbolizando la gran manzana), un piano bar llamado Times Square, en el que la peña celebra el fin de año todas las noches... Pues eso, alucinante.

Pero también estábamos reventaos por el viajecito (recordad que llevábamos en planta desde las cinco menos cuarto de la mañana, con cuatro horillas de sueño escasas) y lo que más nos pedía el cuerpo era comer (llegamos al hotel a eso de las dos) y dormir.

Nos dirigimos pues a la recepción, un mostrador largísimo que recorría toda una pared. Nos pusimos a la cola, porque había bastantes recién llegados como nosotros y mientras esperábamos, le envié un mensajito al móvil a la madre de Pablo, que la mujer lo pasa mal cada vez que nos montamos en avión y estuvimos mirando un pantallón en el que pasaban los caretos de las últimas personas que habían conseguido el premio gordo de las maquinitas… ¡Un montón de ceros tenía lo que habían ganado!

Cuando llegamos al mostrador, me imagino que nos atendió una de esas yanquis sonrientes. Fue muy fácil registrarse, Pablo había pagado con su tarjeta y no tuvo más que dársela… Ya nos miraron con cara rara cuando nos dijo que sólo le quedaban habitaciones con camas separadas y a nosotros nos pareció bien… La sorpresa de la chicarrona lasvegueña casi rozó lo impertinente… (Y digo yo, que lo que se puede hacer en una cama se hace mejor en dos, ¡sobre todo con el tamaño de esas camas!), y todo, supongo que viene de que en la ciudad del desenfreno, cuanto más revueltos mejor (supongo que le habría dedicado un careto de extrañeza similar a cualquier varón soltero que NO hubiera pedido el listín de putas del hotel... Ya me entendéis). Vamos, nosotros felices con pensar en lanzarnos en plancha a nuestros respectivos camastros...

Y claro, uno acostumbrao a las estrecheces europeas y a la picaresca española, pues nos esperábamos que nos fueran a darnos una habitacionceja cutronga (que vamos, tampoco nos importaba: pa lo que habíamos pagao…)…Nada más lejos de la realidad.

La chica nos dio la llave magnética y nos explicó cómo ir hasta la habitación y allá que nos fuimos, a soltar la maleta. Aún así, también nos dio con la llave una especie de “libro de instrucciones” en el que venía un mapilla también, por si te desubicabas (cosa bastante probable, la verdad). Nos dirigimos a los ascensores que estaban cerca de la recepción (al lado de los ascensores, con decoración de inspiración de la de los rascacielos neoyorquinos, estaba la máquina tragaperras más grande que he visto en mi vida. Como mínimo, medía el cacharro tres metros de alto y tenía un brazaco metálico gigantesco. Mientras esperabas el ascensor, te quedabas embobao, mirándola).

Pues nada, subimos a la planta 22 (ya lo veis, que nos puso bien marcaíto) a nuestra habitación la 58, que estaba en uno de los rascacielos que daban a la Strip (el que imitaba el Century, que por lo visto, es uno de esos edificios de lujo que rodean el Central Park). La habitación era una Park Avenue Deluxe (la más barata…) —a todo le ponen nombrecitos de inspiración neoyorquina, ahí está parte del jueguecito— y vamos, parecía un palacete: un cuarto de baño grandecito, con una hermosa bañera (no, no cogimos la opción jacuzzi, aunque seguro que hubiera sido divertido) y dos camas de esas que las llaman tamaño reina y ¡qué camas! ¡qué alegría haber cogido una para cada uno! La habitación hacía esquina, por lo que teníamos tres ventanas: una de ellas daba a la Strip: se veía el MGM enfrente y las otras dos miraban hacia el sur: se veía el Excalibur, y un poco más allá, la pirámide del Luxor.

Lo más significativo, aparte de su tamaño, era el sonido de la montaña rusa… ¡Sí! ¿No os lo había dicho? Pues resulta que todo el hotel estaba rodeado por una gigantesca montaña rusa, la Manhattan Express, cuyos carritos estaban decorados como los famosos taxis amarillos neoyorquinos (volvemos a lo mismo de antes…). Lo gracioso era que desde la habitación, el único sonido que se escuchaba cada poco tiempo era el traqueteo metálico de los carritos sobre las vías y después los gritos lejanos de los que iban montados en ella (Era algo así como rrrrrrr aaaaaah rrrrrrr iiiiiiii rrrrrrr aaaaaa…). En cuanto Pablo vio aquello, se le puso en la cabeza lo de la montaña rusa, ya os contaré si al final lo consiguió…

Como teníamos hambre y sueño a partes iguales, nos decidimos por anteponer la primera al segundo y bajar a llenar el hueco en alguno de los restaurantes del hotel, para luego dormir con el estómago tranquilo… Pero eso ya os lo cuento en el próximo post (confío en no demorarme tanto como con este), que ya me he enrollado demasiado con este.

(Fotos: Uf, la mayoría dentro del casino que se ven bien no son mías, porque a mi cámara no se le dan muy bien los interiores sin flash, y salían todas movidas... A pesar de todo, he robado unas cuantas en Flickr, que la gente hace fotos estupendas -y yo soy un poco desastre y no he apuntado sus nombres...-. Ahí van las que he puesto: 1) Vista del casino desde la escalinata -esa fue la primera vista que tuvimos nosotros sobre el casino- (Flickr), 2) Otra panorámica del patio de tragaperras (Flickr), 3) Estatua de la Libertad Monroe con la manzana roja al fondo (cosecha propia), 4) Reproducción de la fachada de Wall Street (cosecha propia), 5) y 6) Escaneo del mapa explicativo del hotel. Es una pena que no se vea mejor, pero vamos, más o menos os hacéis a la idea de la de cosas que tenía, 7) Más maquinitas tragaperras con las casitas de Manhattan de cartón piedra al fondo (Flickr), 8) Foto del mostrador de recepción (Flickr), 9) Escaneo de nuestra llavecilla magnética -me la quedé de recuerdo-, 10) Escaneo de la primera página del librillo de instrucciones, donde nos indicaban la habitación y nos daban la bienvenida a Las Vegas, 11) Lo que se veía desde nuestra ventana de la montaña rusa ¡Flipa! ¿eh? También se ve el león dorado del MGM en la esquina izquierda y el hotel que se ve al fondo es el Tropicana (cosecha propia), 12) Panorámica de nuestra habitación recién hecha (tengo otras con todo revuelto, pero tampoco es cosa de dar mala impresión, ¿no?)).

martes, 20 de noviembre de 2007

¡He encontrado mis recuerdos de Las Vegas!

Welcome to Las Vegas!


¡Yupi! ¡Yupi! Ayer me puse a buscar mi gramática del español (que lleva un tiempo desaparecida, aunque recuerdo haberla visto en Arizona y post-Arizona también... No tengo ni la más remota idea de dónde ha podido meterse) y, en su lugar, encontré mis recuerditos de Las Vegas, que creía que me los había dejado en Tempe, o en casa de mis padres...

¡Pero no! He encontrado montones de cosas (postales, entradas, mapas, revistas...) que fui recopilando cuidadosamente para luego poder escribir cositas en condiciones en este-mi blog (sí, a aquellas alturas de la película ya nos había picao el gusanillo de "esto lo voy a poner en el blog", "¡cómo molaría colgar eso otro!", etc...). Luego, con la mudanza, desaparecieron, y ayer volví a encontrarlas todas (tengo ahí un bolsazo de recuerdos que me van a dar pa escribir una tesis doctoral sobre Las Vegas y el Gran Cañón).

Pero bueno, este post principalmente era para colocaros mi postal favorita (como veréis es muy parecida a la foto que abre el post anterior, pero esta en plan retro), que me moló mucho cuando me la compré (mira que había tonterías en las tiendas de recuerdos, pero a mí lo que me gustó fue esta postal).

No sé cómo de vacía estaba Las Vegas cuando hicieron el montaje de la postal, pero estaba todo muy vacío y se ve en el horizonte la montaña que se llama Sunrise Mountain, y el resto, es prácticamente desierto... Comparadlo con la foto del post anterior, ¡se ve la diferencia!

¡Espero que os guste!

lunes, 12 de noviembre de 2007

Welcome to Las Vegas!!!


Pues sí, después de los larguísimos posts introductorios sobre la historia de Las Vegas, continúo con nuestro periplo lasvegueño…

Os había dejado en aquella sala del aeropuerto en el que la gente ya estaba jugando a las maquinitas… ¡Curioso! El aeropuerto McCarran es muy chiquitito y estaba en obras, y esas típicas lonas blancas de plástico lo cubrían todo (parecía la ambientación de la escena final de E.T.). Después de ir al cuarto de baño (uf, ya hacía falta, después de tantas esperas y vuelos…), nos dirigimos a la primera planta, que bullía de animación: todo el mundo buscaba sus maletas en las cintas de equipaje, todo estaba lleno de carteles luminosos que anunciaban los diferentes espectáculos de Las Vegas, los del Cirque du Soleil, los musicales (El Fantasma de la Ópera, We will rock you, etc.), las exposiciones, algunos hoteles y los servicios de limusinas y coches de lujo que la gente solía coger para ir a la ciudad, etc.

Nosotros, que somos unos jipiosos de marca mayor, ¡¡¡¡no pensábamos coger ni un triste taxi pa ir a la ciudad!!!! Más que nada, porque tampoco era cuestión gastar el presupuesto en tonterías, y no nos sobraban precisamente los dineros…

Después de recuperar mi maleta (qué útil es mi maleta con ruedecitas, joer!), nos dirigimos al mostrador de información, donde me proporcionaron un mapa utilísimo de la Strip. La chica de información nos indicó dónde estaba la parada del autobús, aunque nos miró claramente extrañada…

Cuando alcanzamos la parada, que daba al otro lado del aeropuerto que las limusinas y coches de alquiler y las paradas de taxis, entendimos porqué a


todo el mundo le resultaba tan raro que fuéramos a coger el buseto: ¡en la parada sólo había personal del aeropuerto y trabajadores –esencialmente negros e hispanos-!

Aquel autobús, que era normalito (como los de Phoenix), nos dejó en el terminal de autobuses sur de la Strip, que para los que os hayáis saltado los dos posts anteriores, es la avenida principal de Las Vegas, donde se concentran la mayor parte de los glamorosos hoteles lasvegueños. Allí, esperamos un poco hasta tomar el The Deuce, que es el autobús de dos pisos que recorre la Strip de sur a norte, hasta llegar al centro de Las Vegas. Recuerdo que hacía un día muy agradable, y se notaba el ligero descenso de temperatura entre el calor sofocante de Tempe… ¡Por lo menos allí corría una ligera brisita! Y daba gustito estar en la calle, a pesar del calor.

Cuando llegó el The Deuce, le preguntamos al conductor y cuando nos aseguró que pasaba al lado del New York, New York, nos subimos con maleta y todo al segundo piso (íbamos solos, salvo por un par de personas más, que se subieron también en la terminal). Salimos de la terminal de autobuses por la autopista 215 que bordea la ciudad, pero al cabo de un minuto torció para introducirse en la Strip.

La vista al principio de la Strip era impresionante. Traté de hacer una foto del famosísimo cartel de Welcome to fabulous Las Vegas, pero no me dio tiempo porque pasamos en seguida a un lado, pero conseguí ese par de bonitas fotos del aeropuerto a un extremo del Sunset Boulevard antes de llegar a la señal y otra justo al lado del cartel: al fondo se ve el primer gran hotel de la Strip, el Mandalay Bay, ese edificio dorado. En la acera derecha al principio de la Strip había toda una serie de moteluchos con pinta de mala muerte: muchos de ellos anunciaban sus ofertas de juego en la puerta y un par de ellos hacían publicidad de sus ceremonias nupciales (ya os hablaré de ellas más adelante)… Totalmente auténtica era una especie de capilla hecha de madera (inspiración mormona a tope), con unos grandes cartelones a la entrada que ofrecían bodas y exhibían el precio en grandes letras rojas.

En la foto en la que aparece el edificio dorado del Mandalay no podéis verlo, pero detrás de él, apareció la gigantesca pirámide del hotel Luxor. También al otro lado de la avenida había edificios bajos y parkings. En seguida alcanzamos el siguiente hotel, el curiosísimo Excalibur, que tenía pinta de estar sacado de la propia Disneylandia con sus torres puntiagudas de color rojo y azul y sus paredes grises, como si fuera una reproducción en gigante de un Exin Castillos…

Como vimos detrás del Excalibur surgir la pequeña reproducción de la estatua de la libertad, nos apresuramos a bajarnos en la acera del Hotel Tropicana, enfrente del Excalibur. Lo más significativo del Tropicana era que hay una de esas exposiciones de cuerpos humanos reconstruidos con todos sus músculos, huesos y vísceras (una copia parecida a la del doctor muerte alemán ese, que fue el que se inventó la técnica), para que veáis qué cosas más dispares pueden encontrarse en Las Vegas. Aunque no entramos en el Tropicana, sé lo de la exposición porque para cruzar al New York, New York, tuvimos que subir por unas plataformas elevadas de cristal que cruzaban la Strip y la Tropicana Avenue.

Después de cruzar del Tropicana al MGM y su enorme león dorado, volvimos a cruzar la Strip hacia nuestro hotel, por el que entramos por la segunda planta… ¡¡¡¡¡Dispuestos a alucinar por el submundo en el que nos acabábamos de introducir!!!!!

(Fotos: 1) El famosísimo cartel de Welcome to fabulous Las Vegas, 2) Planta baja del McCarran, 3) Cinta de equipaje, 4) South Strip Transfer Terminal, 5) The Deuce, 6) El símbolo de Las Vegas Boulevard -el nombre de la Strip- con el aeropuerto McCarran, 7) El principio de la Strip con el Mandalay Bay en primer plano, 8) Las torres del Hotel Excalibur, 9) La parte frontal del Hotel MGM, con el enorme león dorado, 10) Pablo, posando delante de nuestro hotel, el estrafalario New York, New York, del que os hablaré en próximos capítulos).

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Retrospectiva histórica de Las Vegas. Segunda Parte

Bueno, pues aquí sigo con la segunda y última parte de esta pequeña historia de Las Vegas... He descubierto que mi texto data de 1995 (o sea, que es un poco viejo), por lo que me he merendado la última parte, que está totalmente obsoleta. Además, he preferido resumir algunos trozos que me parecían francamente aburridos (se lía a dar números y fechas y no va por lo verdaderamente jugoso: las anécdotas escabrosas con muchos mormones, prostitutas, cabezas de caballo dentro de camas y deudas de juego)... Aun así, ¡espero que os resulte interesante!

EL BOOM INMOBILIARIO AZOTA LAS VEGAS

La construcción de hoteles continuó acelerándose en Las Vegas durante los cincuenta. Wilbur Clark, que había sido botones en un hotel de San Diego, California, abrió el Desert Inn en 1950. Dos años después, Milton Prell abrió el Hotel Sahara en el emplazamiento del antiguo Club Bingo. El Hotel Sands abrió el mismo año, 1952. Todos esos nombres de los hoteles han sobrevivido, pero estos edificios han experimentado numerosos cambios de propietario.

En 1955, el Hotel Riviera se convirtió en la primera torre de pisos de la Strip con nueve pisos. Anteriormente, el Desert Inn de Wilbur Clark ofrecía a los huéspedes la vista panorámica despejada más alta del Valle de Las Vegas desde el tercer piso del hotel, que se convirtió en el lugar favorito de visitantes, residentes y famosos.

Entre otros hoteles que abrieron durante el boom inmobiliario de los cincuenta se incluyen el Royal Nevada, Dunes, Hacienda, Tropicana y Stardust en la Strip y en el casco antiguo el Hotel-casino Fremont. El Royal Nevada fue absorbido por los terrenos del Stardust Hotel.

En otra zona de la ciudad, el Hotel-Casino Moulin Rouge abrió en 1955 en una época en la que los negros no eran bienvenidos [al loro el eufemismo] en los casinos de la Strip y se obligaba a los artistas negros a vivir fuera de los hoteles de la Strip en los que trabajan. El Moulin Rouge, en el que se mezclaban todas las razas, se construyó para alojar a la creciente población negra.

Joe Louis, excampeón de pesos pesados del mundo, era el propietario del Moulin Rouge. El Moulin Rouge ha tenido un pasado tormentoso, abriendo y cerrando sus puertas varias veces a lo largo de los años. A medida que los tiempos y las costumbres iban cambiando, Louis se convirtió en un dueño de hotel mucho más apreciado en el Caesar's Palace en la Strip. El Moulin Rouge se declaró lugar histórico nacional en 1992 cuando se anunciaron los planes para su reestreno.

También en los años 50, los responsables de la comunidad de la ciudad y el condado se dieron cuenta de la necesidad de una instalación para convenciones. El objetivo inicial era llenar las habitaciones de hotel con asistentes a convenciones durante los meses en los que había falta de turismo.

Se eligió un lugar a una manzana al este de la Strip y se construyó un hemiciclo con 6300 plazas y una cúpula plateada con una sala de exposiciones adjunta de 8361 metros cuadrados, que se abrió en abril de 1959 en el lugar que hoy es el Centro de Convenciones de Las Vegas. Actualmente es una de las instalaciones en una planta más grandes del mundo.

El Centro de Convenciones y Visitantes de Las Vegas, que se mantiene principalmente gracias los ingresos de los impuestos de hospedaje, es un factor esencial para atraer a más de 28,2 millones de visitantes a Las Vegas en 1994, incluyendo más de 2 millones de asistentes a convenciones.

ESPECTÁCULO ES SINÓNIMO DE LAS VEGAS

Los espectáculos, junto con el juego, han forjado la reputación de Las Vegas como unos de los centros lúdicos más conocidos mundialmente.

En 1941, el Rancho Vegas era el único complejo hotelero en la Strip de Las Vegas donde se contrataba a cantantes, comediantes, bailarines de striptease, músicos, bailarines y una gran variedad de actores para entretener a los huéspedes del hotel en la pequeña e íntima sala de espectáculos del hotel.

Los siguientes hoteles-casinos copiaron este formato de espéctaculo con estrellas de éxito durante una serie de años.

El Stardust fue el primer hotel que rompió con la tendencia de contratar a estrellas, porque estrenó un fastuoso espectáculo como principal oferta de entretenimiento. El complejo importó el ballet del Lido de París. Las críticas fueron muy positivas, cosa que señalaba a que esta versión era más espectacular que el original parisino.

El Lido estuvo en cartel durante 31 años en el Hotel Stardust. Fue sustituido en 1991 por un nuevo espectáculo llamado Enter The Night. El éxito del Lido animó a otros hoteles adoptar la política de producción de espectáculos.

The Dunes, que desaparecieron del paisaje de Las Vegas en 1993, contrataron a las Minsky Follies en 1957 y fue la primera vez que se estrenó un espectáculo de topless en la Strip.

El Hotel Tropicana compró los derechos en EEUU del espectáculo Folies Bergere. Sigue siendo actualmente uno de los espectáculos favoritos. Las visitas guiadas para ver los espectáculos entre bastidores son una de las atracciones más interesantes en Las Vegas.

Durante los años cincuenta y sesenta, los salones de los casinos también ofrecían espectáculos día y noche y gratis para los clientes, por el precio de una bebida. Estos salones, que se convirtieron en las atracciones de entretenimiento por derecho propio, sacaron a la luz muchos nombres conocidos [Pronto os hablaré de Céline Dion y del Cirque du Soleil, que ejemplifican muy bien todo esto...].

EN LAS VEGAS TODO VALE

Durante los primeros años de la Strip, la palabra "sin" se aplicaba a todo: sin precio de entrada, sin mínimos, sin límite de velocidad, sin impuestos sobre ventas, sin período de espera para casarse, sin impuesto sobre la renta y sin normas que regularan el juego. En la actualidad, los únicos “sin” que quedan son el sin impuesto sobre la renta y el sin período de espera para casarse. El precio de entrada gratuito todavía se aplica en algunos casinos [Psche, nosotros entramos en todos gratis... El único en el que pretendían cobrarnos una pasta era en el Hilton, donde había una exposición sobre Star Trek... Lógicamente, no fuimos. No somos nada trekkies].

La cámara legislativa estatal ha implantado impuestos sobre la venta y estrictas leyes que regulan el juego. El gobierno federal ha obligado a Nevada, al igual que a otros estados, a que adopten los límites de velocidad generales.

Los tipos de apuestas, juegos y máquinas de Nevada evolucionaron para atraer a jugadores más sofisticados y numerosos. El baccarat, conocido en Francia como chemin de fer, apareció en los casinos de la Strip de grandes apuestas. Los jugadores del bingo (llamado keno) dejaron de utilizar pinceles de tinta negra indeleble para marcar los tickets. Las máquinas tragaperras mecánicas, a las que se apodaba afectuosamente “bandidos de un solo brazo”, se convirtieron en objetos de coleccionista en la era de las apuestas electrónicas.

Los jugadores de blackjack ya no utilizaban barajas simples, sino que cambiaron a “carritos” que contenían barajas múltiples. Los dólares de plata, que en su momento eran la moneda del reino de Nevada, desaparecieron y se sustituyeron en los casinos por fichas del tamaño de dólares de plata.

En los sesenta, se crearon las máquinas tragaperras de ranuras múltiples. Las máquinas mecánicas de una sola ranura que admitían una moneda de penique o de centavo de una vez evolucionaron para convertirse en las famosas máquinas computerizadas que funcionaban con varios dólares simultáneamente. Los jugadores de las máquinas tragaperras de altas apuestas actualmente pueden encontrar máquinas que acepten fichas de 500 $. La cantidad de los premios gordos ascendió desde unos cuantos dólares hasta premios progresivos de 10 millones de dólares proporcionados por una red computerizada a nivel estatal de máquinas tragaperras.

En los setenta, se introdujeron las máquinas de vídeo que sustituyeron a las pantallas de televisión por bobinas. Ahora hay máquinas tragaperras computerizadas en las que se puede jugar al póker, al keno, al blackjack, al bingo y los dados.

Algunas máquinas tragaperras aceptan apuestas con tarjeta de crédito. Los casinos continúan su evolución hacia apuestas de alta tecnología con todas las innovaciones de la tecnología moderna.

EL AMANECER DE LOS MEGACOMPLEJOS HOTELEROS

En 1976, cuando se legalizó el juego en casinos en Atlantic City, Nueva Jersey, los propietarios de los casinos de Las Vegas consideraron evidente que Nevada no podía seguir exigiéndoles obligaciones exclusivas por los casinos de juego. Esta quizás fue la razón del comienzo de otra era para la Strip: los megacomplejos hoteleros.

Los casinos-hoteles iniciaron una carrera para convertirse en complejos hoteleros que fueran el destino integral de los viajeros, veraneantes, jugadores, asistentes a convenciones y a todos los miembros de la familia.

En octubre de 1968, las empresas Circus Circus Enterprises Inc. ya habían abierto un casino con la forma de una carpa de circo, que completaron con juegos y atracciones para los más jóvenes. Se le añadió un hotel en 1972. Los propietarios del complejo han desarrollado un parque temático acuático de 90 millones de dólares llamado Grand Slam Canyon en 2 hectáreas junto al Hotel-Casino Circus Circus.

El parque de atracciones, una copia del Gran Cañón, incluye montañas de 43 metros, las cascadas de Havasupai de 27 metros y el cauce de un río donde los más aventureros pueden tirarse por los rápidos del río, zambullirse en una cascada de 15 metros, sobrevolar el cañón y las cavernas con un doble rizo, y otras atracciones.

Gran Slam Canyon, que abrió el 23 de agosto de 1993, tiene climatización y está rodeado por una cúpula ventilada de color rosa.

El Hotel-Casino Mirage de 3049 habitaciones abrió en otoño de 1989 en una obra de 630 millones de dólares. Contiene el habitat de tigres blancos, una piscina de delfines y una piscina elaborada con una cascada y un volcán artificial que escupe fuego y agua.

El propietario del Mirage, Steve Wynn, que también es el propietario del Hotel Casino Golden Nugget en el casco viejo de Las Vegas, construyó el Hotel Treasure Island de 2900 habitaciones junto al Mirage por un coste de 430 millones de dólares. El hotel simula una bahía de bucaneros donde un barco pirata a escala natural y una fragata británica se enzarzan en una batalla a cañonazos. Al final, los piratas destruyen a los británicos y la fragata se hunde lentamente bajo las aguas [Me hace muchísima gracia esta descripción. Tengo un vídeo en el que podréis ver EXACTAMENTE en qué consiste el espectáculo de la "lucha naval"... O más bien, lucha de tetudas medio desnudas contra tíos disfrazaos con mallas que se supone que son los británicos... Y aquí lo describen como si verdaderamente fuera la atracción de Piratas del Caribe en Disneylandia... ¡Si sólo les faltaba ponerse al... tema!].

Con Treasure Island, que se inauguró el 27 de octubre de 1993 y el Mirage, el uno junto al otro en la Strip, Wynn tiene prácticamente 6000 habitaciones en 40 ha.

Wynn planea construir un complejo hotelero llamado Beau Rivage en el lugar del Dunes y ha anunciado un negocio con los Gold Strike Resorts para construir un hotel-casino en otra zona del terreno al norte de la intersección de la avenida Tropicana Avenue con la Strip [Sospecho que este párrafo hace referencia al hotel Wynn, que estaba recién estrenadito cuando nosotros estuvimos allí. No llegamos a entrar, pero tenía pinta de ser super-pijo].

El Excalibur, un coloso de 4000 habitaciones, abrió el 19 de junio de 1990. Las Circus Circus Enterprises Inc. desarrollaron este imaginativo “castillo” medieval por 260 a 290 millones de dólares. Algunas plantas están dedicadas solamente a atracciones no relacionadas con las apuestas para niños y adultos peterpanes. Los bufones actúan en las áreas públicas. La sala de exposiciones recrea una justa a caballo para los caballeros de la mesa redonda. William Bennet, fundador de las Circus Circus Enterprises Inc. construyó el pyramidal Luxor de 2526 habitaciones, a 400 metros del Excalibur.

El Luxor, una maravilla moderna cuya construcción costó 375 millones de dólares, está unido al Excalibur por una línea de monorail.

El Luxor recrea una reproducción a escala natural de la tumba el rey Tutancamón. El foco de luz más potente del mundo se proyecta desde la punta de la pirámide. Es visible desde los aviones a 400 km en Los Ángeles. El atrio en mitad de la pirámide podría albergar nueve Boeings 7474 puestos uno encima del otro.

El complejo hotelero más ambicioso en la historia de Las Vegas se sitúa en la intersección entre la intersección de la avenida Tropicana Avenue con la Strip. Es el MGM Grand Hotel & Theme Park: el complejo hotelero más grande del mundo y el sueño del pionero en Las Vegas, el hotelero multimillonario Kirk Kerkorian.

El hotel, casino y parque temático costó mil millones de dólares y ocupa una extensión de 45 hectáreas que destaca la imagen de la firma MGM Hollywood. Con un parque temático de 13 ha. Como zona central, el hotel, de 5005 habitaciones alardea de tener un casino de 16.000 metros cuadrados, 12 restaurantes temáticos, una sala de exposiciones de 1700 plazas, un teatro de 630 plazas, tres piscinas, cinco pistas de tenis, una guardería y un auditorio de 2 ha., com 15200 plazas para conciertos, eventos deportivos y exposiciones. El MGM abrió sus puertas el 18 de diciembre de 1993.

En agosto de 1994, MGM Grand Inc. y Primadonna Resorts Inc. anunció una unión para construir un hotel-casino de 1500 habitaciones al otro lado de la Strip. El complejo hotelero de 300 millones de dólares, llamado New York New York, recrea lo más destacado de la “Gran Manzana”. La silueta del edificio está compuesta por réplicas de conocidos edificios de la ciudad de Nueva York, como la estatua de la libertad y el Empire State Building. Abrió en 1996.

Cuando el siglo veinte tocaba a su fin en Las Vegas, aquel pueblo polvoriento que comenzó su carrera hacia el siglo veintiuno en 1905 se precia de tener más de 86.000 habitaciones de hotel y motel, y se ha convertido en el hogar de 13 de los 20 complejos hoteleros más grandes del mundo. En 2005, recibió 34,5 millones de visitantes [Como ya os digo, este texto está obsoleto, por lo que las cifras probablemente sean mucho mayores ahora].

[Fotos: 1) El Hotel Riviera, 2) El Hotel Moulin Rouge -el hotel pa negros, cuando los pobres no podían entrar en ningún otro sitio-, 3) Las componentes del ballet Lido, 4) El ballet del Folies Bergere de Las Vegas, 5) Máquina tragaperras, 6) Mesa de Black Jack, 7) Fotografía aérea del Hotel Circus-Circus, 8) El Hotel Mirage, 9) El Hotel Treasure Island, con el barco pirata delante, 10) Entrada del Hotel Excalibur, 11) Pirámide del Hotel Luxor... Lo malo es que no me acuerdo de donde las he sacado, porque son muchas...]

En el siguiente post os seguiré contando nuestras andanzas por Las Vegas, por supuesto, os contaré más cosas sobre los hoteles lasvegianos y más curiosidades sobre esta singular ciudad... ¡Que para nosotros significó un verdadero soplo de aire fresco, muy diferente a la quemazón arizónica a la que estábamos acostumbrados!